Cuando no piensas dejas que los problemas te inunden, y
lo que viene después es un sentimiento de culpa tan grande
que a veces no te deja ni respirar.
Soy propensa ha cerrar los oídos, si una cosa no me gusta
o ha hacer como si nada haya pasado.
Asta que llega un punto que mi cuerpo lo rechaza porque no aguanta más
y se envuelve en un estado de tristeza tan grande que ni las lágrimas sacian
su apetito.
Pero el silencio me consuela y el tiempo me ayuda a palpar las cosas
que no he querido ver.
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